miércoles, 8 de abril de 2015

¿Por qué no entiendo la Biblia?


¡No sabemos leer la Biblia! El Señor quiere hablarnos a través de ella pero nosotros no se lo permitimos por nuestra soberbia. Me explico. Cuanto más queremos comprender, menos entendemos. Pero si nos ponemos en Sus Manos esperando a que Él nos dé un mensaje, nos diga algo, entonces el espíritu se abre y deja que la fina lluvia vaya calando y vaya regando su tierra reseca.

¡Qué frescura se siente cuando penetra!, cuando arranco la mala hierba de "mis propios razonamientos", cuando me interrogo y me pregunto ¿qué quiere el Señor decirme a través de este texto? Da igual el fragmento que elija. Sea el que sea, el Señor quiere decirme algo para que lo viva, lo sienta y lo lleve a la práctica hoy, en el día de hoy.

Y entonces... OCURRE EL MILAGRO, y resulta que el Señor tenía UN REGALO enorme para mí que venía ENVUELTO en las tapas de la Biblia, una Biblia que nunca supe leer porque era mi raciocinio, mi "yo" el que hablaba y no dejaba hablar a Dios.

"¡Qué atrevida es la ignorancia!" -solía decir el Padre Marbán-.Así de atrevida era mi lectura que, de prepotente, era ignorante, que no sabía que yo era la criatura y Él el Creador, y que Él podía elegir un lenguaje para hablarme que yo nunca podría desvelar desde mí, pero que sería claro como el día más luminoso desde Él, desde mi humildad.

¡Limpia mis ojos, Señor, lávalos, para que pueda leer con ellos tu Santa Palabra!

21 de Marzo de 2015.

sábado, 28 de marzo de 2015

¿Cómo leer los textos de la Biblia?


Más de una vez te has preguntado: ¿POR QUÉ NO ENTIENDO LA BIBLIA? ¿POR QUÉ NO ENTIENDO EL ANTIGUO TESTAMENTO?

Pues yo creo que precisamente por eso: porque quieres entenderlo.
Antes de nada, he de decirte algo: la Biblia es un texto cifrado. Es por eso por lo que cuando vas a leerla no entiende nada por más que te esfuerzas.

Pero no te preocupes: hay una clave, una llave escondida. Es difícil de encontrar. Una vez que la descubres, el texto se vuelve transparente como el agua cristalina, y logras ver en el fondo un tesoro de piedras preciosas.

Esa clave es muy importante: se llama humildad.

Nadie la encuentra porque todo el mundo la desprecia. Hasta su nombre les suena mal, soez, despreciable... Ese es el engaño. Además, el que cree buscarla no la encuentra nunca porque pretende que la puede adquirir en cualquier sitio y que es muy barata. Piensa que es el broche de los cobardes. ¡Qué equivocación!

Con esta actitud, pretende comprender este libro maravilloso y enigmático con una copia vulgar de esta llave que se fabricó él mismo.

Y ahí encontró, sin darse cuenta, en su propia acción, EL PECADO ORIGINAL. Sí. Creyó hallarse en condiciones de codearse con Dios y comió del árbol de la ciencia. Y como su interpretación del bien y del mal no coincidía con su propia lectura, nunca comprendió lo que allí se decía, y QUEDÓ EXPULSADO DEL PARAÍSO que encierra la PALABRA DE, nada más y nada menos, que DIOS, el TODOPODEROSO CREADOR, origen de todo y fin de todo. Simplemente se le olvidó que él es una criatura.

Pero con esa llave maestra, la "criaturita" accede a la inmensidad del EDÉN donde puede disfrutar de las más bellas y sabrosas frutas, y admirar los paisajes más sorprendentes e insospechados.

Encontrar esa llave no es nada fácil. Cuesta mucho sacrificio, pero el premio merece la pena. El camino que conduce hasta ella está lleno de obstáculos y alimañas contra las cuales es imposible luchar y, menos aún, vencer.

Mas no creas que esas alimañas son invencibles; tienen su propio talón de Aquiles: la Cruz de Jesucristo que lleva a la Resurrección. Esa es la única arma que puede vencer a esos bichos y a su madre, la bestia.

El arma tiene también una empuñadura: LA ORACIÓN.

Y, de repente, el Paraíso se abre de nuevo para el hombre perdido y despistado por el pecado original. Como a este hombre Dios lo creó libre, solo se le preguntará: ¿Quieres pasar a Mi Reino?

Ya, todo depende de su respuesta.



Por eso, yo te digo ahora: abre la Biblia y un arcoíris inmenso coronará el cielo esperando que pases bajo sus rayos.

Pon delante, en un sitio visible, mientras lees, una imagen del SAGRADO CORAZÓN DE MARÍA. Ella siempre guía nuestros pasos, vela por nosotros y plasta con su talón la cabeza de la serpiente. Ahora, si te sirve de algo, sigue los consejos que te apunto a continuación y que a mí, hasta ahora, me están dando resultado (o, al menos, eso creo):


  1. NO BUSQUES LA "INSPIRACIÓN" EN UN PÁRRAFO CONCRETO. CUALQUIER TEXTO BÍBLICO ENCIERRA LOS TESOROS DE LA SABIDURÍA Y LA PALABRA DE DIOS.
  2. Invoca al Espíritu Santo. Dile que te "sople" el mensaje que quiera darte y ten la humildad de añadir que si no desea comunicarte nada, lo aceptas igualmente como el mejor de los mensajes (a lo mejor también el "silencio de Dios" es un mensaje en sí mismo).
  3. Pídele la llave para abrir los secretos de LA HUMILDAD y el acatamiento a las enseñanzas de nuestra Santa Madre Iglesia Católica.
  4. Lee 3 veces un párrafo subrayando lo que te llame más la atención, buscando sus notas y tomando apuntes (que pueden ser una o varias palabras nada más) de los "entendimientos espirituales" que puedas estar sintiendo en esos momentos. Lee las notas a pie de página y busca las citas bíblicas que aparezcan ahí para que interiorices que la Palabra de Dios forma "un todo", "una unidad" que llega a su plenitud en Cristo.
  5. Reflexiona sobre lo que Dios te dice a ti a través de su Palabra en ese mismo momento y anótalo.
  6. Pide al Señor que te ayude a cumplir hoy lo que has apuntado, lo que te ha comunicado con Su Palabra. Dale las gracias y VÍVELA.
  7. Y si tienes alguna duda, no te olvides de comentarla con algún SACERDOTE. LA IGLESIA ES NUESTRA SANTA MADRE. NO OLVIDES EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA CATÓLICA que Jesús fundó y a la que tanto ama.
VIVE LA ALEGRÍA DE SER HIJO DE DIOS ESCUCHANDO SU PALABRA QUE ESTÁ IMPRESA EN LA BIBLIA.

jueves, 26 de marzo de 2015

Ex 15, 22-27 En Mara se endulzan las aguas.



La expresión "amargura de las aguas" me recuerda a las palabras que le dice Jesús a Santa Faustina sobre "mi amarga pasión". Así mismo, uno de los rayos era el agua del costado de Cristo.

Encontraré mi oasis en el perdón, en las 70 palmeras de Elim que simbolizaban la totalidad de la confianza plena en el Señor (70 veces 7).

Señor: cuando sienta la amargura de tu ausencia, cuando camine "tres días en la soledad del desierto" ayúdame, no me abandones durante esos tres días de "ausencia" de Dios hasta tu manifestación el domingo de Resurrección. Tus discípulos también la sintieron en Jerusalem. Tu pueblo la sintió en el desierto.

Me dices que confíe en ti, que solo tú das la salud con el madero, con tu Cruz que, en realidad, es la mía que tú cargas en tu santo Hombro herido para convertir mi dolor, mi enfermedad, mi pecado con tu agua (como aquella de la que le hablaste a la Samaritana), en salud y en vida.

Sin MADERO, el agua es amarga, está envenenada. Con MADERO el agua es vida, es salud, me permite continuar el camino hasta el OASIS de tu Iglesia, tu oasis de las 12 palmeras, de las 12 tribus de Israel, de los 12 apóstoles; el oasis de tu Iglesia donde el PERDÓN es posible, donde la UNIDAD es posible, donde se hace posible que yo forme parte de ese TODO (70) que eres tú.

Siento que me dices que tengo que:


  • CONFIAR EN DIOS.
  • AGARRARME A MI CRUZ que es TU CRUZ SALVADORA.
  • BEBER DEL AGUA DE LA IGLESIA, DE LOS SACRAMENTOS.
  • NUNCA CRITICAR A TUS ENVIADOS, A TUS SACERDOTES (el pueblo criticaba a Moisés).
  • SABER QUE ME ESPERA UN OASIS. CUANDO CAMINE EN SOLEDAD POR EL DESIERTO DURANTE LOS 3 DÍAS DE TU AUSENCIA Y DE PRUEBA (Dios "probó" a su pueblo).
  • OBEDECER TUS MANDATOS Y OBSERVAR TUS PRECEPTOS, los mandamientos de la ley de Dios y los de la Santa Madre Iglesia.
  • Comprender que ELIM será para mí LA IGLESIA CATÓLICA. ELIM será para mí el cumplimiento de tus mandatos y la observancia de tus preceptos.