viernes, 5 de octubre de 2012

El discípulo que apoyó la cabeza en el Pecho de Jesús

Las tres figuras que más "envidio" del Evangelio son la del Cireneo, la del Buen Ladrón y la de el discípulo que apoyaba la cabeza en el Pecho de Jesús durante la Última Cena.

Según el libro de Benedicto XVI "Jesús de Nazaret" ese discípulo era Juan el Cebedeo, el que Jesús tanto amaba.

También es probable que la casa donde se celebró La Última Cena fuese de Juan. Él fue quien acompañó a Pedro hasta el Sanedrín porque tenía contactos y les dejaron entrar hasta el lugar donde estaban juzgando a Jesús. Los estudios apuntan a que pudo pertenecer al grupo de sacerdotes judíos aunque conservara su trabajo en Galilea. Tenía una casa en Jerusalén y allí decidieron celebrar la Cena de Pascua. En aquella época, el anfitrión se sentaba a la derecha del invitado y apoyaba la cabeza en su pecho.

Esto me ha desanimado un poco, porque yo pensaba que este gesto era solamente la manifestación de un amor profundo por el Maestro. Pero esta costumbre no borra el sentimiento: Juan era el discípulo que Jesús tanto amaba; de hecho fue el único apóstol que permaneció al pie de la Cruz, y testigo ocular y fidedigno del brote de Sangre y Agua del Costado de Jesús al ser atravesado por la lanza.

Así que sigue siendo "envidia" -de la buena- y admiración lo que siento hacia Juan el Cebedeo. Su Evangelio fue probablemente transmitido por un Presbítero llamado también Juan, que pudo conocer personalmente a Jesús. Fue la autoridad suprema de la Escuela Joánica y estuvo en estrecha unión con Juan el Cebedeo (el Evangelista).

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